Hoy estrenó mes el calendario y yo estrené unas sandalias. Y se vino a mi cabeza aquel poema que animaba a caminar, a surcar nuevos caminos… que quizás sigo buscando. Y pensé, cuanto había cambiado todo desde entonces, cuanto había cambiado yo. El camino que había entonces se termina. Los que vienen ni siquiera los encuentro.
A lo lejos, un horizonte difuminado me sonríe, o eso creo, pues tampoco es claridad lo que vislumbro. Sopla el viento y me despeina. Puede que vaya siendo hora de caminar, de una vez por todas, despeinada. Porque no todo es perfecto. Porque yo no soy perfecta. Y ya es hora de asumirlo y disfrutar también de las imperfecciones.
Miro atrás y de mayo me traigo la máscara con la que sigo. Es raro escuchar carnavales mientras estreno sandalias. Pero me siento bien, aunque titubeen los sueños y los pasos no sean firmes. Y pienso que puede que no sean las mejores sandalias, pero si las más bonitas. Pues me hacen recordar aquel poema y pensar una vez más eso de «Sandalias nuevas… y a caminar a ver que pasa».