Nostalgia

Mi pueblo tiene rincones,
que te nublan los sentidos,
que te embriagan la memoria
para llevarte en suspiros
a los días donde el tiempo
se iba bebiendo a sorbitos
y las noches eran largas,
y los sueños pequeñitos…

Mi pueblo tiene rincones
que te dejan sin aliento,
donde las calles te cuentan
muy bajito los secretos
que sus piedras han guardado
durante años, sin miedo,
y que el viento ha confesado
cuando despeina los sueños…

Mi pueblo, de gris y verde,
hoy me ha quitado el sombrero
al caminar por sus calles
inundadas de recuerdos
que han venido a susurrarme,
que mi otro yo está durmiendo
entre el calor del verano
y el frío de sus inviernos…

Yo me he sentado a esperarlo
y me ha guiñado, a lo lejos…

Necesito…

Necesito un trago contigo mano a mano,
que el levante me despeine en tu Caleta,
recorrerte despacito y que mis pasos
se detengan en tu templo de poetas;

necesito renacer junto a tus olas
mientras huele a sal y a mar en cada puerta
una puesta de sol tuya, una mirada, una sonrisa,
papelillos de colores en la acera;

necesito otra vez más un beso tuyo
y ese guiño que canalla me recuerda
que la vida son dos días y pasan pronto
y por eso hay que cantar hasta que duela.

Una meta en el camino

 

Quiero llegar cuanto antes
a esa meta tan lejana,
tanto corro que hasta el polvo
que levanta mis pisadas
esquiba mis ojos tristes
pero cerrando los párpados,
y entonces…
no veo nada;

no quieras correr, no puedes,
pisa fuerte y más seguro,
andar un camino a ciegas
es como hacer un conjuro,
que nunca sabes si aciertas
pero si fallas, caes duro
y duelen los golpes fuertes
en un asfalto así, oscuro;

más siento que el tiempo corre
más que yo, que voy cansada,
y no sé dónde pararme
a pensar y tomar agua,
pues cuando pienso yo siento
que no hay meta ni horizonte
¿si no sé dónde camino? ¿para que correr?,
desorden en esta vida que un día
controlaba todo, en orden
y hoy siento que se derrumba
el camino a otro horizonte…

Quiero llegar cuanto antes
quiero correr y no puedo
solo unos ojos me ayudan
a querer alzar el vuelo
y vivo intentando volar
cada día desde el suelo.

Bajo el calor de mayo

 

Tras un invierno apagado
el camino ha florecido
y bajo el calor de mayo
los colores han crecido;

de verano disfrazado
busca en la sombra cobijo,
yo me paro a contemplarlo
mientras por dentro sonrío;

canta el pájaro de nuevo
oigo a lo lejos su trino
con tu mar azul de fondo,
pareciera un espejismo,

espejismo de mi alma
que también en el camino,
planta semillas, callada,
buscando haber florecido

y va y viene la esperanza
de encontrar otro camino…

 

El ocre tras el cristal

El cielo ocre se cae,
desplomado ante nosotros,
sus lágrimas se tiñeron
hoy de nuevo de marrón,
pareciera que nos grita
que la herida de la tierra
está sangrando esta tarde,
que se muere de dolor…

Yo miro por la ventana
mientras la tarde me atrapa,
quisiera salir corriendo
de esta fría sociedad,

la ventana que da al mundo
destripa otra vez horrores
mientras miramos a un lado
sin saber ya que pensar…

y el ocre se hace más ocre,
pesa la tarde en la espalda,
busco el calor de una manta
y solo quiero olvidar…

Aturdida me despierto,
¿que era esa pesadilla?
No era un sueño,
ni era el sueño una alegre realidad,
entonces es que soñaba…

Y vuelvo a mirar de nuevo,
en esta tarde de absurdos
el ocre tras el cristal…

El reloj

Había un viejo reloj que sonaba como antaño,
el tic tac que iba midiendo el pasar del tiempo,
yo sentía todo el tiempo que habían robado
una parte de mi con aquel beso;

y, entre besos, el tic tac seguía sonando,
y sonaba el mismo son, pero de lejos,
y así, lejos, habían quedado madrugadas
que mendigaban «te quieros».

Hoy corría otro tic tac, aun más deprisa,
que entre risas trajo un día nuevos sueños,
pero aquel tic tac lejano perseguía
aún los días
y exiliados los recuerdos se perdían
y volvían aquella noche en que me acerqué al tictac…

Y me dijo otro tictac…
sigo corriendo…

Suave otoño

Y este sol que decidió quedarse
a vivir en estas playas,
roba el abrigo al invierno
que se asoma a la ventana;

la luna que se ha quedado
a recibir la mañana,
y yo deambulo en silencio
por las aceras mojadas;

y aunque se acerca el invierno
a tus playas soleadas…
este suave otoño vive
en el fondo de mi alma.

RESISTE

Imagen: Europa Press

Alza tus manos de nuevo
y lucha, como un día fuiste
y grita de enfado e ira,
Cádiz, resiste.

Que un día fuiste caballero
de escudo y batallas grises
y peleaste como nunca
Cádiz, resiste.

Siempre callada en el sur
pandereta y risas tristes
renace de tus cenizas
Cádiz, resiste.

Tu bandera por bandera
las lecciones que nos diste
que se bajen de las tablas
Cádiz, resiste.

Con tu pan, que no se juegue
protege a quien protegiste
a tu gente, tus derechos
Cádiz, resiste.

Y da alas a este mundo
que se hunde…
RESISTE

Hay muchas formas de luchar, cada uno lucha como puede, y yo lucho con mis palabras. En apoyo a todos esos trabajadores de Cádiz (y de todo el mundo aunque centralice estos versos en mi tierra) que luchan por sus derechos.

Tus ojos

Azul de cielo en tus ojos,
que me roban la mirada,
sonrisa eterna en tus labios,
que se clava en mis entrañas,
y esos brazos…
esos brazos que me atrapan.

Si me faltas, vida mía, se va contigo la magia,
por eso puedes llevarte mis noches y mis mañanas,
pues ya no hay días sin ti
ni despertar sin la calma
de tenerte aquí a mi vera
y hablarte, ya sin palabras.

Azul de cielo en tus ojos
que me roban la mirada
y te llevaste por siempre
mi corazón y mi alma.

La tempestad de tu mar

La tempestad de tu mar
siempre me calma,
pues se lleva embravecida las piedras
que hay en el alma,

y se traga las playas de arena
y en su locura,
de salvaje se pinta la cara
de la amargura;

la tempestad de tu mar mientras paseo,
suena fuerte y se lleva los gritos
de mi cabeza,

la tempestad de tu mar pinta de espuma
la balada que trae al chocar con las rocas, la luna
va a vestirse de gala esta noche
a la una
yo la espero llegar mientras miro
tu tempestad…

y la calma me invade a tu lado,
una vez más.