
Mi pueblo tiene rincones,
que te nublan los sentidos,
que te embriagan la memoria
para llevarte en suspiros
a los días donde el tiempo
se iba bebiendo a sorbitos
y las noches eran largas,
y los sueños pequeñitos…
Mi pueblo tiene rincones
que te dejan sin aliento,
donde las calles te cuentan
muy bajito los secretos
que sus piedras han guardado
durante años, sin miedo,
y que el viento ha confesado
cuando despeina los sueños…
Mi pueblo, de gris y verde,
hoy me ha quitado el sombrero
al caminar por sus calles
inundadas de recuerdos
que han venido a susurrarme,
que mi otro yo está durmiendo
entre el calor del verano
y el frío de sus inviernos…
Yo me he sentado a esperarlo
y me ha guiñado, a lo lejos…