El camino

Lo había subido cientos de veces, y le encantaba. Aquel camino, aunque un poco estrecho y empinado, miraba al mar. A un horizonte despejado que siempre la llenaba de energía. Pero llevaba tiempo sin recorrerlo, pues Carla no era la misma. Aquella mañana, por azares del destino, sus paseos terminaron en la entrada de aquel camino, y Carla decidió fijar sus pasos hacía el sendero. Pero el camino, que parecía el mismo y que realmente lo era, ya no era el mismo para ella, ahora tenía obstáculos de los que nunca se había percatado así que, cuando empezó, y a lo lejos vio que el camino se estrechaba, decidió retroceder. ¡¡Imposible, ya no puedo pasar por ahí!! – pensó. Así que, cabizbaja, Carla se dio la vuelta y añoró su preciado camino. Y el disfrute de aquel sendero se esfumó ante los ojos de Carla, como se esfuman los sueños que creemos inalcanzables….

Los días pasaron y una tarde, agarrada de otra mano diferente a la suya, Carlo llegó al camino. Lo miró y pasó de largo. ¿Cómo? ¿Ya no subes al camino? – le dijo aquella voz que acompañaba ese día su paseo. No, ya no puedo – contestó Carla. Tonterías…y la mano la agarró con todas sus fuerzas. Sube conmigo. Y Carla subió, y llegó hasta donde el camino se estrechaba, y descubrió que cabía y siguió, y siguió caminando y aquellos obstáculos que había dibujado en su mente, no existían, eran fruto del miedo, del cambio que había experimentado en su vida que le hacía sentirse mas débil. Pero no era así, claro que no era así.

Cuando llegaron, era un día claro y el mar se veía más azul que nunca. Carla miró al lado y abrazó a la persona que la había acompañado. Supo entonces que, a veces, necesitamos que alguien nos empuje, nos de la mano y nos ayudé a subir el sendero. Porque la falta de confianza en nosotros mismos hace que nuestra mente a veces se nuble, y veamos fantasmas donde no los hay. Así que sube el camino, no tengas miedo, y ya pasaremos los obstáculos cuando lleguen 😊