Este poema que escribo
no tiene amores, ni dueños,
ha nacido del olvido
al abrigo del frío enero;
nace y muere aquí, en tus manos,
de la nada, sin aviso,
obligado, un día cualquiera
sin saber ni como lo hizo,
como examen del poeta
que afilar su pluma quiso,
sin mar de fondo ni brisa
que cante al oído bajito,
pintando con letras momentos
de pensamientos malditos,
haciendo rimas, contando versos
creación del infinito,
nace para ti, sin miedo,
entre voces, interrumpido,
sucumbe hasta a la rutina
por querer ser él, conmigo.
Este poema que escribo,
no tiene sones, ni sueños,
ha nacido sin sentido,
un día cualquiera, en enero.
Colaboración de esta semana en Poémame