Cuento rápido. La Flor

Pedro llegó aquella mañana cabizbajo, con la mirada perdida, como triste. El maestro se percató de ello al instante, ¿cómo podía estar aquel niño vivaracho y feliz tan triste aquella mañana? No pudo evitar preguntarte

-Pedro, ¿te pasa algo? ¿estás triste esta mañana?

-Sí maestro, respondió el pequeño con la cabeza agachada.

-¿Y podrás contarle a un viejo que te pasa?

-Pues que descubrí que el mundo es malo, muy malo.

-¿Y cómo es que has descubierto eso, Pedro?

-Esta mañana, al levantarme, oí a mi padre decir que había pasado algo y había muerto mucha gente. También vi a mi hermano llorar mientras le contaba a alguien por teléfono que había pillado a su novia con alguien, no sé muy bien lo que significa eso pero debe ser malo porque él lloraba mucho. Mamá habló con una amiga que le contaba que su marido le había pegado. En la radio decían algo de un cambio en el mundo que estaba haciendo que muchos animales desaparecieran y de camino al cole vi como un hombre malo le pegaba a un pobre perro, y como otro sucio y tirado en el suelo pedía dinero para comer y nadie le hacía caso. Ya sé porque mis padres dicen siempre eso de “calla, que no se entere el niño que luego tiene pesadillas”…no quiero ni imaginarme todas las cosas más que habrá en el mundo que ni siquiera me habrán contado…

El maestro, preocupado, miró por la ventana y vio como los campos de alrededor del colegio seguían tan sucios como siempre, pero cogió a Pedro de la mano y le pidió que le acompañase. Una vez fuera le dijo.

-¿Ves todo esto?

– Claro que lo veo, decía Pedro, otra cosa más mala en el mundo, la gente mala que ensucia el campo y no deja que los animalitos vivan tranquilos.

-Mira bien Pedro, allí, en el centro – indicó el maestro señalando una hermosa flor.

-¡Es una flor! – exclamo Pedro.

-Ves Pedro, hasta en la basura crecen las flores. Y son esas flores las que hacen que merezca la pena vivir.

Pedro frunció el ceño y observó de nuevo a la flor.

-Pero morirá entre tanta basura – dijo.

El profesor sonrió, se acercó a la flor, sacó una bolsa de su chaqueta y empezó a recoger la basura:

-No si otra flor la rescata y cuida de ella….

El pequeño sonrió también y ayudó al maestro a recoger la basura.

Ese día Pedro soñó con campos llenos de flores que desafiaban al mundo.

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