Un disfraz, una sonrisa, una puesta de sol a media tarde, el silencio elegido, el ruido constante…
La mirada perdida a ese mar infinito, una tarde cualquiera, de un agosto fresquito, a tiempo un abrazo, a destiempo las prisas, una palma a un fandango, disfrutar de la dicha.
No supimos sentirlo, ni los besos, los bailes, ni las manos unidas, ni el sudor de la frente que te deja la vida, ni los días, ni las noches, ni el olor de la brisa, ni el café compartido, ni las flores marchitas.
Un disfraz, una lágrima, la lujuria de una noche que no muere, alcanzar lo prohibido, la condena constante… ¿Y ahora qué? Donde quedas? IGNORANTE